¡WELCOME, SR. INVIERNO, PERO AIRE, AIRE POR FAVOR!

INVIERNO EN BUENOS AIRES

El día 21 de este mes de junio – este año cae domingo – comienza el invierno; pero ya en estas dos últimas semanas de otoño se empezaron a sufrir los primeros fríos.

No mucho. A primera hora de la mañana unos pocos grados centígrados sobre el cero. ¡Brrr…!

Y a la gente de Buenos Aires se la ve abrigada, algunos más, otros menos.

Por ejemplo, yo no soy muy friolento, con cuatro pares de medias, unas sobre otras, me arreglo.

Y están los que pescaron un resfrío, una gripe común, y hasta una gripe porcina. Éstos son un grupo especial. En mi caso, ya en mayo me aplicaron la vacuna antigripal.

Con el frío, mucha gente empezó a cuidar que puertas y que ventanas estén cerradas para evitar que se vaya el calor de la calefacción, o para no sentir el viento sur helado de afuera.

De todas las ventanas cerradas, del exceso, quiero hablar.

Pues creo que es necesario para la buena vida de un organismo, respirar aire puro, no confinado.

Sé muy bien que me van a decir:

_ ¿Qué quiere que hagamos? ¡Hace frío!

Pero hay un aforismo que reza: «¡Respirar aire puro! ¡Qué delicia!»

El aire, como el agua, como el alimento es un elemento indispensable para vivir.

Nosotros somos seres humanos, y Dios o la Naturaleza, tan importante consideró al aire, que nos proveyó hasta de un órgano especializado en recibirlo, que es el pulmón.

¡Vaya! Evidentemente, el aire parece que es importante para el ser humano.

Si dejamos de respirar, se acaba nuestra vida, en unos pocos minutos.

Permanentemente, a través de la inhalación incorporamos oxígeno del aire, y luego largamos, exhalamos anhídrido carbónico.

Por ello, pese al frío que pueda hacer, el ambiente en que estemos en invierno es conveniente que se encuentre ventilado, es decir que no esté totalmente cerrado.

En caso contrario, volveremos a inhalar el anhídrido carbónico exhalado, y de yapa, otras miasmas.

Considere en que el problema se agrava cuando no es solamente usted el que se halla en un ambiente cerrado, sino que hay otras personas, algunas de las cuales pueden estar fumando, tener gases, toser, etc.

¿El aire de ese ambiente o de esos ambientes estará puro y respirable? No. No, por cierto. Más, que el olor a encerrado, no es agradable.

Cuando en los siglos pasados existió la esclavitud en la Tierra, muchos esclavos hacinados en los buques negreros se debilitaban o morían porque en las bodegas de esos barcos no había aire puro para respirar.

El aire puede estar sucio. No podemos ver la suciedad del aire confinado; pero a veces la podemos oler y respirar. Es peligrosa, como lo es el agua contaminada. ¿Toma agua de la cloaca? No, ciertamente. Así espero.

En general, excepto prescripción médica, no hay que ser aerofóbico.

La temperatura de Buenos Aires, apenas suele alcanzar uno o dos grados bajo el cero centígrado, es decir que estos «son buenos aires». En esta ciudad con abrigo y/o con calefacción razonable el clima invernal suele ser benigno y tolerable.

Por otra parte, respirar bien, ayuda a dormir, y a la función pensar del cerebro.

No, no le digo que no se cuide del frío ni que no se preserve de las corrientes de aire para lo que en general basta con abrigarse, con la propia actividad de combustión, y con la calefacción, insisto excepto recomendación especial de su médico.

El aire de una pieza cerrada a veces contiene anhídrido carbónico, bacterias, virus (por ejemplo de los estornudos), otros gases, otros gases, otros gases. ¡Qué olor! ¡Abran una ventana, por favor!

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